1. Filandón. Para mí lo tiene todo: se come de maravilla (sus pescados y sus arroces son de 10), el sitio es precioso y es muy cómodo para ir con niños (tronas, baño exclusivo para ellos, zona de juegos exterior y menú infantil que te traen con hojas para colorear y ceras de colores). Solo hay un pero… Es para bolsillos pudientes, así que reservadlo para ocasiones especiales. En Montecarmelo. Más info

2. Kilómetros de pizza. Pizzas de autor muy ricas de hasta dos metros (desde 17 hasta 145 euros). También las hay clásicas a partir de 13 euros. Nosotros probamos la Matador (rabo de toro) y la Rolling (salmón y aguacate) y estaban buenísimas. Tienen tronas, cambiador y pinturitas para los niños. Además, está pegado a una plaza con parque, así que tranquilidad asegurada (tienen terraza). Lo único malo: el servicio, un pelín lento. Avenida del Brasil/Las Tablas.

3. Hattori Hanzō. Recrea una “izakaya”, es decir, esos lugares donde los japoneses comen de manera más relajada e informal. Si lleváis carrito, lo mejor es que vayáis a la zona de ‘yatai’, con mesas altas y taburetes que simulan puestos callejeros de comida porque aquí es más fácil “aparcarlos”.  Platos típicos de la gastronomía nipona (y no precisamente sushi), ideal para que los niños se puedan iniciar en la práctica de comer con palillos. Los camareros suelen explicar la carta a los novatos y suelen aconsejar el ‘okonomiyaki’, uno de los platos estrella del restaurante, que a Cruz le encanta. Y no os olvidéis de pedir “dorayaki”, el postre preferido de Doraemon. Está incluido en la Guía FoodieKids de Mammaproof. Cerca de Gran Vía. Más info. 

4. Home Burger. Es una cadena de restaurantes donde el nombre lo dice todo: hamburguesas caseras. Pero aún hay más: la carne, el pan y gran parte de los ingredientes son ecológicos (a la par que exquisitos) y hay varias opciones vegetarianas. Conchi suele ir al que hay en la Plaza de los antiguos Cines Luna (c/ Silva, 25) porque queda al lado del Teatro Lara y también de Microteatro por Dinero.

5. Aire. Su carta está especializada en aves de corral (criadas en granjas éticas y sostenibles alimentadas con grano, vegetales de la huerta, maíz o guisantes). Los propietarios de Aire, Ignacio y Erika, una pareja con tres hijos pequeños, quieren que sus comensales recuperen los sabores de la infancia y por ello las aves (pato, pichón, pollo, pato, oca…) son asadas con brasas de encina y sarmiento acompañadas de diversas guarniciones y salsas. El espacio es amplio y muy acogedor. Cuando Cruz fue no tenían tronas, pero Erika le comentó que comprarían, así que mejor preguntadlo. Los domingos cierran (son una familia y quieren conciliar) pero tienen un servicio de take-away, bajo pedido. Está entre Colón y Alonso Martínez. Más info

6. Magasand. Sandwiches, ensaladas, crepes, cremas, zumos, smoothies, tartas… Todo está rico y encima sano. Nosotros solo conocemos el Magasand de Retiro, donde siempre vamos a su planta baja: aquí podemos dejar el carrito y relajarnos en sus sofás. Además, tenemos los baños al lado (no hay cambiador) y las niñas pueden entretenerse con los libros que ponen a disposición de los más pequeños. Muy recomendables sus brunch. En Retiro, Malasaña y Delicias.

7. Alcavalo.  El día que fuimos estuvimos super a gusto: tienen elevadores (cambiador, no); siempre sacan la comida de los peques primero; te traen pinturas y papel para que se entretengan y la comida está muy rica. El protagonista de este restaurante mediterráneo podríamos decir que es el horno de piedra con leña de encina, donde además de sus pizzas, cocinan algunos de los platos de su carta y el pan. Es una gozada ver cómo van dando forma a los platos (tienen cocina vista). De lo que probamos, nos gustó todo, pero si tuviera que recomendar algo, serían sus pizzas artesanales (masa finita, ingredientes frescos, su salsa especial y horno). En Torrejón de Ardoz. Más info 

8. La Terracería. Últimamente nos estamos convirtiendo en asiduos de La Terracería, un restaurante que tiene una terraza estupenda al lado de un parque con columpios donde los niños pueden desfogarse antes y después de comer, mientras los mayores podemos disfrutar sin estrés de los entrantes y de la sobremesa. Las cuatro veces que hemos ido siempre hemos comido en su terraza. Es comida rica, pero sin pretensiones. Recomendable su salmorejo, sus arroces y su hamburguesa de buey con queso de cabra y foie. Tienen tronas y cambiador. Precio muy asequible. Cerca de Arturo Soria.

9. Normandie-Ondarreta. Se come de lujo y el lugar es precioso (tiene terraza y zona de chill out, jardín con columpios y animadora infantil los sábados y domingos de 15.30 a 18.00 excepto en mayo). Tienen tronas pero no cambiadores. Tampoco menú infantil, pero ni falta que hace porque sus raciones gustan a todos (sus hamburguesas hechas en parrilla de carbón están riquísimas). No es barato, pero para ir en ocasiones especiales es perfecto. En El Molar. Más info

Normandie Ondarreta, ideal para ocasiones especiales

10. Federal Café. Café alegre, luminoso (sus ventanales dan a la Plaza de las Comendadoras, donde hay columpios para que los peques se desfoguen después de comer) y con mucha vida, donde sirven comida sencilla, sana y muy rica (gran parte es orgánica). Tienen tronas y cambiador. No admiten reservas, así que lo mejor es que vayáis temprano y así disfrutáis de sus maravillosos desayunos. Zona de Conde Duque.

Federál Café, en plena Plaza de las Comendadoras